Una de las promesas más sonadas durante cualquier periodo electoral, es la que promete ayudar a los jóvenes. Desde que se han realizado los mitines políticos con fines electorales, los aspirantes han enfatizado la necesidad de fortalecer las políticas públicas y las acciones para garantizar el correcto desarrollo de lo que muchos llaman el “futuro” de nuestras sociedades.
Lo cierto es que, siendo los jóvenes cerca del 30% del electorado michoacano, más que el futuro, la juventud representa el presente, y un presente con una capacidad para influir en el resultado de una elección que no se puede ignorar. Sin embargo, tampoco se puede dejar de considerar que, aunque se estima que más de un millón de electores michoacanos son menores de 30 años, solo poco más de 390 mil son votantes activos.
Esta falta de participación, no es exclusiva de Michoacán, varias regiones mexicanas y de otros países con un sistema democrático activo, enfrentan el reto de la politización juvenil. Las causas de la apatía juvenil hacía temas políticos puede ser causadas por muchas cosas, sin embargo, más allá de lo que las provoque, lo es cierto es que esta situación siendo una oportunidad que, de alguna forma u otra, debe ser aprovechada.
La gran mayoría de los partidos políticos, sus aspirantes y hasta las instituciones electorales, lo saben, tanto, que han buscado frecuentemente alternativas de comunicación para acercarse a este sector del electorado.
Al día de hoy, a nivel nacional, solo dos partidos han logrado encajar mayoritariamente con un determinado sector de la juventud; el partido en el poder, Morena, y el partido emergente, Movimiento Ciudadano.
El primero lo ha logrado a través de una construcción que se gesta desde el estado mexicano y que representa parte del nombrado segundo piso de la Cuarta Transformación. El segundo, lo ha logrado a través de campañas de marketing y comunicación, que lentamente aproximan su popularidad a la que tiene la Alianza por México, formada por los partidos tradicionales del PAN, PRI y PRD.
Si bien esta formula parece no repetirse (por ahora) en lugares como Michoacán, debe servir de advertencia para que las huestes locales de sus respectivos partidos, aprovechen o reviertan la tendencia que parece aproximarse cada vez más en la opinión pública.
Por ahora, solo queda esperar el resultado electoral para conocer qué tanto ha influido el abstencionismo juvenil o si en su defecto, su participación ha logrado alguna diferencia trascendental el día de la elección.
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